A orillas de otro mar, otro alfarero se retira en sus años tardíos.
Se le nublan los ojos, las manos le tiemblan, ha llegado la hora del adiós. Entonces ocurre la ceremonia de la iniciación: el alfarero viejo ofrece al alfarero joven su pieza mejor. Así manda la tradición, entre los indios del noroeste de América: el artista que se va entrega su obra maestra al artista que se inicia.
Y el alfarero joven no guarda esa vasija perfecta para contemplarla y admirarla, sino que la estrella contra el suelo, la rompe en mil pedacitos, recoge los pedacitos y los incorpora a su arcilla.
Eduardo Galeano
(en Las Palabras Andantes, 1993)
Este cuento, entendemos, encarna la esencia de nuestra profesión.
¡¡Bienvenidxs a ella!!
5 comentarios:
Cuento maravilloso, simple y profundo. Tendría que estar en todos los institutos de formación.
¡Esto es ser docente! Dejar lo mejor de uno en otros que harán su propio camino.
Gracias por el mensaje.
Desde la Patagonia,
Cristina
Por fin!
Se hicieron extrañar!!!!!
Como siempre, regalándonos joyitas.
Este relato lo dice todo.
Gracias!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
terrible cuento, esta muy bueno, me gusta
No se me habìa ocurrido que este cuento tubiera estas implicancias. Gracias por sugerirlas
Emocionan, che
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