De acuerdo con cifras oficiales, 456 mil niños son víctimas del trabajo infantil en la Argentina y al menos 218 millones lo padecen en todo el mundo.
El pasado viernes 12 de junio, la cifra fue recordada por organizaciones sociales en relación con el Día Mundial contra el Trabajo Infantil.
La fecha fue instituida en 2002 por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y el objetivo de este año es lograr “concientizar acerca de la magnitud del tema, mediante la sensibilización y la promoción de acciones tendientes a combatirlo”. Ver video
La Red de Alerta de Entre Ríos advirtió que hay un “incremento visible de la explotación laboral y sexual comercial de niños, niñas y adolescentes”. Elena Durón, psicóloga mexicana que hace nueve años se radicó en Bariloche, donde se ocupa de la erradicación del trabajo infantil en basurales, detalló la labor que realiza la organización no gubernamental P.E.T.I.S.O.S. (Prevención y Erradicación del Trabajo Infantil S.O.S.). Aseguró que “familia, Estado, sociedad civil, cada uno tiene algo que hacer. A veces trabajamos más rápido con los chicos, más maleables y abiertos, que con los padres, que están como resignados o tienen una historia parecida a la de sus hijos por lo cual naturalizan la situación. (...) El niño que trabaja hoy es el adulto que mañana hace changas, si tiene trabajo, con suerte.”
–¿Existe conciencia sobre la doble gravedad de la problemática?
–Sí, de hecho el trabajo infantil en basurales está catalogado por el Convenio 138 de la OIT como una de las peores formas de trabajo infantil, porque es una situación que fulmina automáticamente los derechos de salud. Es una doble tragedia: realizan una actividad que no deberían realizar y en situaciones precarias y espantosas, de mucho riesgo.
–¿Cómo es la estructura familiar?
–Son núcleos familiares total y absolutamente sumidos en una precariedad de la cual es muy difícil salir. Cuando llegamos vimos que cada miembro de la familia, según su capacidad, se encargaba de distintas tareas; unos recogían tal cosa, otros dividían botellas de color tal, desde que eran muy chiquititos. Era una especie de trabajo en serie.
–¿Cuándo comenzaron a ver los primeros resultados?
–En el 2004 logramos que los chicos salieran del basural, gracias también a un fuerte trabajo de presión e incidencia en políticas públicas. Logramos poner la problemática en mesas de discusión bien visibles y en secretarías: Acción Social, Trabajo, Medio Ambiente. También movilizamos alianzas con grupos de voluntariado o con otras fundaciones o incluso con empresas.
–¿Cuál fue el rol de las empresas?
–En esa primera etapa buscamos una alianza con el grupo inmobiliario Burco, que luego creó la Fundación Arelauquen, y tenía que involucrarse sí o sí, porque el country y el basural son vecinos.
–¿Cómo desembocó el trabajo en la creación de P.E.T.I.S.O.S.?
–En el 2004 surge P.E.T.I.S.O.S. como tal. Logramos hacer un convenio con el Estado municipal, en el cual por la política de sustitución de ingresos el municipio le otorgaba una beca a la familia por cada chico que no fuera a trabajar, ni él ni sus hermanitos. Ahí fue un clic. Fue producto directo de esos dos años cuerpo a cuerpo. Ya llevamos siete años de trabajo muy intenso. Los resultados han sido cuantitativa y cualitativamente enormes, pero probablemente veamos en los hijos de estos nenes trabajadores si funcionamos o no, en la siguiente generación.
Carolina Llanos, secretaria de Igualdad de Oportunidades y Género del gremio de trabajadores rurales (Uatre), expresó que el sindicato alienta “la ratificación del Convenio 182 sobre Trabajo Infantil y del Convenio 138 sobre la Edad Mínima de Admisión al Empleo, que contribuyen a garantizar una infancia plena”.
Dos organizaciones sociales le reclamaron ayer a la Mesa de Enlace de entidades agropecuarias que se pronuncien públicamente por la expulsión de sus filas de las empresas que utilizan mano de obra infantil. Manifestantes de la Fundación La Alameda y del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) presentaron una nota, junto a una lista de 22 empresas rurales de la provincia de Mendoza en cuyas fincas se constató que niños, niñas y adolescentes desempeñan distintas tareas laborales y para las que pidieron la sanción patronal.
Tras nueve años de trabajo continuo del Programa Proniño, que llevan adelante Fundación Telefónica y Movistar, y cuya misión es erradicar en forma progresiva el trabajo infantil e incluir a los chicos en el sistema educativo, el Grupo Telefónica presentó resultados. El programa beneficia a 9.020 niños de once provincias argentinas, un crecimiento que representa 50% más que en el 2007 y 1.022% más que en el 2000. Actualmente, Proniño se desarrolla en 63 centros de atención y 506 escuelas. Se lleva a cabo en alianza con 31 organizaciones de la sociedad civil para atender las necesidades de las diversas regiones, según las características socioculturales y geográficas de cada una.
Noticia ampliamente tratada por los medios – 12/6/09
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