José Saramago

Escritor, periodista y dramaturgo portugués, “comunista libertario” como gustaba autodefinirse, único Premio Nobel de Literatura (1998) en esa lengua, decía que morir no es ningún acto heroico, sino una cosa de lo más corriente. Murió ayer al mediodía, a los 87 años, en su residencia de la localidad de Tías (Lanzarote, España).

Su infancia extremadamente humilde no sólo lo forjó sino que lo acompañó siempre. Así lo relata en su discurso de aceptación del Premio Nobel. José de Sousa, que a los dos años se trasladó a vivir a Lisboa, era conocido por el apodo de su familia paterna, Saramago, que el funcionario del Registro Civil añadió tras su nacimiento.

Antes de dedicarse de lleno a la literatura, ejerció como cerrajero, mecánico, editor y periodista, pero fue en 1947 cuando hizo realidad su mayor ilusión, la de ser escritor, publicando la novela Tierra de pecado. Después vendrían, entre otros, Memorial del convento, El Evangelio según Jesucristo, la trilogía formada por Ensayo sobre la ceguera, Todos los nombres y Ensayo sobre la lucidez. Más recientemente, su blog y Caín

Escéptico emperdenido, mantuvo una postura ética y estética fuertemente comprometida con el género humano. Fue la conciencia de la literatura, una voz con consecuencia, demostrando siempre que detrás de las palabras del escritor hay una responsabilidad con lo que se dice y con lo que se hace: "Con la misma vehemencia con que reivindicamos los derechos, reivindiquemos también el deber

de nuestros deberes".

Ver recopilación de entrevistas, declaraciones y pequeños fragmentos de sus libros.

"Yo he hecho unas cuantas cosas que quedaron en mis libros. Lo que cuenta es que vamos a continuar.” (Saramago)

"Lo extrañaremos mucho aunque siga estando" (Eduardo Galeano)

Para saber más sobre los Premios Nobel.