Aislado en su casa - en París, en Tucumán o en Tokio -, cualquier persona puede escuchar la primera grabación de La Marsellesa, ver unos huesos-oráculo chinos de 3.200 años de antigüedad, leer un panfleto político árabe del siglo XV, ver la mítica Biblia de Gutenberg o descifrar el primer planisferio que menciona el nombre de "América". Surgen ahora de la pantalla de la computadora e incluso pueden ser impresas, memorizadas en el disco duro o grabadas en un CD o en un DVD.
Desde el miércoles pasado, cuando la Unesco lanzó oficialmente en París el sitio de la Biblioteca Digital Mundial (BDM), hacer clic sobre la dirección conlleva la sensación de tocar con las manos parte de la historia universal del conocimiento.
El acceso al sitio es absolutamente gratuito y su navegación, sencilla: un sofisticado motor de exploración permite al internauta orientar su búsqueda por épocas, zonas geográficas, tipo de documento e institución. El sistema propone las explicaciones en siete idiomas (árabe, chino, inglés, francés, ruso, español y portugués). Los documentos, por su parte, han sido escaneados en su lengua original.
No hay comentarios:
Publicar un comentario