El articulado referente al nivel inicial de la ley de educación nacional puso en evidencia el serio déficit de salas en jardines y escuelas estatales en el país, que deja sin cobertura a miles de niños y sin posibilidades de organizarse a muchas familias.
Esta cuestión es un tanto contradictoria, precisamente cuando la norma obliga al Estado nacional y a las provincias a dar cobertura universal desde los 45 días de vida a los 4 años de edad y obligatoria para el preescolar, es decir a los 5 años, al tiempo que confiere a los padres el derecho a reclamar a los gobiernos, docentes y escuelas en sus lugares de residencia.
De acuerdo con relevamientos de la Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina (Ctera), desde 2007 hubo un fuerte aumento de salas de 5 años, que se reparten por igual entre la gestión de enseñanza pública y la privada. Estas ofertas crecieron en detrimento de las de 4 años, que mayormente se encuentran ubicadas en grandes centros urbanos, y que a nivel público dependen de áreas de Desarrollo Social, Salud, Dirección de la Mujer o del Menor y la Familia o de instituciones privadas.
En cuanto a las primeras salas, conocidas como jardines maternales, que atienden a los chicos de 45 días a 3 años, prácticamente no existen datos y si existen son brindadas casi en forma exclusiva por los municipios y no suelen depender de las órbitas educativas.
“La carencia de informaciones sobre el jardín maternal en las estadísticas educativas constituye un dato en sí mismo, ya que expresa la tendencia histórica de no considerar a la educación de la infancia temprana (las primeras salas) parte del sistema educativo”. No obstante, actualmente es unánime el consenso acerca de la importancia de los primeros seis años en la trayectoria vital de las personas.
Ver nota completa en La Capital- edición digital (Santa Fe, 25/5/09)
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