El fileteado es un estilo artístico de pintar y dibujar típicamente porteño, que se caracteriza por líneas que se convierten en espirales, colores fuertes, el uso recurrente de la simetría, efectos tridimensionales mediante sombras y perspectivas, y un uso sobrecargado de la superficie. Su repertorio decorativo incluye principalmente estilizaciones de hojas, animales, cornucopias, flores, banderines, y piedras preciosas.
Nació en la ciudad de Buenos Aires, hacia fines del siglo XIX, como un sencillo ornamento para embellecer carros de tracción animal que transportaban alimentos. Con el tiempo, se transformó en un arte pictórico propio de esta ciudad, hasta tal punto que pasó a convertirse en el emblema iconográfico que mejor la representa.
Muchos de sus iniciadores formaban parte de las familias de inmigrantes europeos, trayendo consigo algunos elementos artísticos que se combinaron con los del acervo criollo, creando un estilo típicamente argentino.
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