miércoles, 8 de julio de 2009

Los signos de desigualdad se potencian en las aulas porteñas

Pocas vacantes, menos escuelas, falta de aulas o aulas superpobladas, menos espacios para actividades de recreación. Todo depende del lugar del mapa donde uno se pare: Norte o Sur. La calidad de la educación pública que reciben los chicos porteños pareciera depender de una cuestión geográfica.

Con el propósito de evaluar si el Estado respeta los parámetros de igualdad y si presta especial atención a los más desfavorecidos, la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ) realizó un relevamiento de diferentes aspectos de la política educativa porteña.

"La educación es una herramienta históricamente igualadora y la ciudad asume obligaciones constitucionales en materia de igualdad. El Estado gastó menos de lo que tenía asignado para resolver problemas educativos y el gasto fue discriminatorio", lamentó la coordinadora del programa Igualdad Educativa de la ACIJ, Nuria Becú.

Las condiciones de infraestructura presentan serios problemas: pocas aulas o aulas muy pequeñas, falta de espacios adecuados para la recreación o para dictar materias "especiales" y carencia de un lugar para el comedor. "Los alumnos comen en las aulas, en los pasillos, en el salón de actos o en el gimnasio. Además, en varias escuelas el comedor es muy chico y los alumnos comen en turnos, y hay veces que pierden horas de clase", consigna el informe de ACIJ.

En materia de mantenimiento edilicio, equipamiento y material didáctico, los distritos más pobres reciben menos dinero por alumno. Y cada profesional de los Equipos de Orientación Escolar tiene que ocuparse de más cantidad de chicos en los distritos más pobres que en los ricos. "Los profesionales de la zona sur atienden los distritos con mayor población escolar y con mayores problemáticas socioeducativas y dificultades de aprendizaje", señala el estudio.

El hacinamiento y la cantidad de alumnos por docente son problemas que también refleja el informe. Un niño de Villa Lugano que asiste a una escuela pública tiene un 75% de probabilidades de asistir a un aula cuya excesiva cantidad de alumnos no permite mantener una relación pedagógica normal, mientras que el índice es apenas del 3% para un alumno que asiste a una escuela de Villa Urquiza, Belgrano o Núñez.

Ver nota completa en La Nación, edición digital (08/07/09-Cynthia Palacios)

1 comentario:

María Esther dijo...

Informe apropiado para trabajar en cátedras de superior