jueves, 8 de abril de 2010

¿Lo intentamos?

Las últimas semanas del año pasado, un cartel nos recibía en la entrada de la escuela:

"La escuela es de todos. Durante los festejos, respete a quienes trabajan en su aseo."

Durante varias jornadas (a veces varias veces en el día) había que franquearse el paso a través de una mezcla extraña de harina, huevos, mostaza, yerba...o había que esquivarla mientras era arrojada.

Cuando la pobreza golpea a 13 millones de argentinxs (mujeres y niñxs, los más afectados), "celebrar" el fin de una carrera docente arrojando comida es una afrenta hacia quienes no pueden llevarla frecuentemente a sus mesas.

Es nuestra tarea habilitar espacios de reflexión a fin de propiciar conciencia solidaria. Los docentes debemos seguir trabajando en la sustentación de la trama social. Ésta es sólo una manera de hacerlo...


“Son cosas chiquitas. No acaban con la pobreza, no nos sacan del subdesarrollo, no socializan los medios de producción y de cambio... Pero quizás desencadenen la alegría de hacer y la traduzcan en actos. Y al fin y al cabo, actuar sobre la realidad y cambiarla un poquito es la única manera de probar que la realidad es transformable.”(Eduardo Galeano)

2 comentarios:

Orlando dijo...

La verdad que es vergonzoso el espectáculo por todo Buenos Aires de egresados que festejan tirándose comida. Viven en una burbuja de desconsideración!
Vendría muy bien conversar sobre esa costumbre tan "natural" no?

nancy dijo...

nunca lo habia visto de esta manera, solocomo una costumbre