martes, 31 de julio de 2012

Un escritor no puede ser un bello pájaro ciego que canta para cualquiera sino un hombre libre que dice lo que piensa


Murió en Jujuy Héctor Tizón (1929-2012), pegado a su desierto. 


Magistrado, exiliado, ciudadano universal y puneño de Yala, eligió a este último para hablarles a los otros: desde esa experiencia eligió contar el mundo, desde esos hombres y mujeres que se enfrentan a ellos mismos en la soledad y el silencio. 

Desde temprano, Tizón debió navegar entre dos lenguas, la de los libros y la quechua. Ni sus años en La Plata o en México, ni el exilio en España, o su carrera diplomática en Milán le cambiaron el foco. Su literatura se nutre también de esas experiencias, pero fluye siempre de su sangre alto peruana.

Como casi todos los caseríos del desierto, Casabindo, de lejos, parece una creación imaginaria, un espejismo.” El párrafo inicial de su novela Fuego en Casabindo comienza así: "Aquí la tierra es dura y estéril; el cielo está más cerca que en ninguna otra parte y es azul y vacío. No llueve, pero cuando el cielo ruge su voz es aterradora, implacable, colérica. Sobre esta tierra, en donde es penoso respirar, la gente depende de muchos dioses. Ya no hay aquí hombres extraordinarios y seguramente no los habrá jamás. Ahora uno se parece a otro como dos hojas de un mismo árbol y el paisaje es igual al hombre.Todo se confunde y va muriendo."

3 comentarios:

María Rosa dijo...

Acerco comentarios
http://www.lanacion.com.ar/1494789-el-silencio-como-lugar-fundamental
Gracias

Wanda dijo...

Escritor profundo y ascético

moira dijo...

hermoso recuerdo de un GRANDE