En las últimas décadas comenzó a crecer la inquietud acerca del desencuentro entre las generaciones en el terreno educativo. Si bien la relación entre las generaciones siempre ha sido inherentemente una instancia de disputas, oposición y diferenciación, venimos poniendo atención en ese territorio dilemático para intervenir en aquello que ese brecha va provocando.
No se trata de nuevos problemas, sino que se pone atención sobre algo preexistente y se lo analiza como tema o problema porque nos disponemos a intervenir sobre ellos.
No se trata de nuevos problemas, sino que se pone atención sobre algo preexistente y se lo analiza como tema o problema porque nos disponemos a intervenir sobre ellos.
Ese desencuentro al que aludíamos ha sido referido muchas veces por distintos colegas como una ruptura pronunciada que ha hecho muy difíciles los caminos para la enseñanza. Expresado en formas de impugnación mutua, de faltas de reconocimiento de las trayectorias y los saberes, de dar lugar a las diversas formas de dialogar con la vida contemporánea y hasta códigos y lenguajes que parecen haber perdido sus lugares comunes.
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