Dicen que los Cronopios son seres desordenados y tibios que dejan a sus recuerdos como canarios sueltos por toda la casa y cuando les pasan zumbando les gritan: ¡Cuidado con los escalones!
Según su descubridor, los Cronopios se le aparecieron por primera vez en un concierto de Igor Stranvinsky en 1952, acompañados de sus parientes los Famas y de los Esperanzas. Convencido de que el lenguaje es juego, Cortázar escribió un libro sobre ellos.
Al verse retratados en sus historias, todos los Cronopios, Famas y Esperanzas organizaron una gran pedaleada lectora bajo el lema “pod mojim pogledom kada učinim sledeći”, que traducido invita a decir: ¡Cronopios, a leer!
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