La mortalidad infantil refleja la proporción de bebés que dejan de existir en su primer año de vida. Es, por lo tanto, uno de los indicadores más sensibles de las condiciones de salud de la población, pero también de mayor amplitud que eso, porque la mortalidad infantil tiene una relación muy estrecha con las condiciones de vida. Así, es una referencia importante para medir también otros aspectos sociales, como la disponibilidad de los servicios de agua potable y las condiciones ambientales de vida de los sectores más pobres de la población.De acuerdo con los datos de la Dirección de Estadísticas y Censos del Gobierno de la Ciudad son cinco las principales causas de muerte (concentran casi la mitad de los casos) durante el primer año de vida, en el siguiente orden: duración corta de la gestación y bajo peso al nacer; otras malformaciones congénitas; dificultad respiratoria del recién nacido, malformaciones congénitas del corazón y sepsis bacteriana del recién nacido.
Como uno de los síntomas más claros y dramáticos de una Buenos Aires partida en dos, la tasa de mortalidad infantil aumenta en la zona sur, mientras disminuye en el resto de la Ciudad.
a 7,3 por mil en 2008 en el total de la Ciudad. Sin embargo, a poco que se examinan con algún detenimiento las cifras, aparecen realidades disímiles. En las comunas 2 (Recoleta) y 13 (Belgrano, Núñez, Colegiales) se observa una Buenos Aires con indicadores de países desarrollados. Allí los índices caen hasta 5 por mil (fue la que más bajó) y 4,3 por mil, respectivamente. Ver nota completa en Clarín (26/5/09-pág. 30)

















































